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La triste y débil Pasión en la época de la Tecnología.

¿Dónde quedan las caricias en la nuca durante los besos? Las miradas brillantes, las mordidas de labios en directo, las sonrisas con miradas al suelo.

 

¿Dónde queda el cortejo? Las caricias en las manos, los abrazos sentidos, la transferencia de energía vital. ¿Dónde quedan?

 

¿Dónde queda la luz que se produce al ver caminar al otro hacia ti? Parece que el mundo se para por un segundo, todo se vuelve estático a tu alrededor y el corazón intenta salirse por tu boca. 

 

¿Dónde quedan ese “Dios, qué ganas de besarla”? Esas ganas de desabrochar uno a uno sus botones, o incluso...su cremallera.

 

¿Dónde quedan esos besos en la mejilla al despertar? Los mordiscos en el lóbulo de la oreja, entre risas.

 

¿Dónde quedan esos abrazos por la espalda pegados a la encimera de la cocina? Y lo que no sólo son inocentes abrazos.

 

¿Dónde queda esa energía que surge y te va subiendo por el estómago y la garganta, cuando conduces con el otro a tu lado, mientras viajas fuera de la ciudad y salta una buena canción en los subwoofers?

 

¿Dónde queda esa pasión?… ¿Entre las teclas? . Me niego a derramarla sobre ellas y la pantalla.

 

 

Yo elijo dejar la tecnología a un lado, y me decanto por la pasión… pero mejor si es tatuada en vena.

 

 

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