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Decido Arriesgarme, porque yo Ya Siempre Gano

De nuevo llegaron las noches sin dormir, la mente puesta en tu Voz...

 

Ese miedo a que seas tú.., ¿por qué tenerle miedo a esto?Este miedo que me estremece y que me invade de nuevo.

 

Subo el escudo, una vez más, luego lo fundo y hago con él una bella escultura para el salón de la casa de nuestros sueños. 

 

Intento centrarme en el presente, y no trasciendo; quiero parar el tiempo cuando te miro de reojo mientras ríes. 

Me concentro en esas sonrisas tímidas, como si fuéramos de nuevo unos chiquillos dándose sus primeros besos a escondidas en un cuarto.

 

Intento reposar y enfocar mi mente plenamente en la forma en la que se eriza mi piel mientras deslizas tus dedos subiendo por la parte interna de mi muslo...y quiero dejarme llevar...

 

Me taladra el eco de tu respiración y de tu mirada, esa que de repente se transforma y de la cual nace, de repente..., la oscuridad.

Ambas me comienzan a dar miedo..., miedo a perder...una vez más...

Pero hoy la cosa cambia; hoy decido escoger arriesgarme y ganar... 

 

Gano porque voy al trabajo de otra manera; la angustia de las mañanas, el agujero negro en mi estómago me dan una tregua y me permiten despertar con esos puntitos en el alma que destellan al mirar la pantalla del móvil...  Y esto, ya de por sí, me hace ganar...

 

Tú me dices que cuando no aprovechas oportunidades, lo bueno es que nunca pierdes, aunque tampoco ganas, pero realmente te mantienes como estas... 

Y es que yo ya no me planteo el aprovechar nada, yo quiero ya escoger el triunfar siempre contigo, y es que a su vez el miedo de perderte también se desvanece al pensar que te tengo en el momento perfecto... te tengo en el ahora... cuando soy más fuerte, más valiente, más yo, y así, sin duda tengo todas las de ganar.

 

Así que contigo, decido arriesgarme, porque pase lo que pase... SABES BIEN que TÚ y que YO, YA de por sí SOMOS DOS GANADORES...Y YA HEMOS DECIDIDO Y ACORDADO EL COMPARTIR EL PREMIO DE ESTA PARTIDA.

 

*Nunca se pierde cuando eres lo suficientemente fuerte como para decidirte a apostar con responsabilidad y con todas las cartas sobre la mesa*. 

 

 

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