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Abre los ojos y sal de Matrix. Feliz apertura de Consciencia

3 de Enero, ya sentimos que se han pasado las fiestas, los días de "desfase", de comer como si no hubiera un mañana. Atrás quedaron las cenas de empresa, las borracheras, los "todo sin límite"...

 

Es hora de hacer recuento, de recordar lo vivido en este 2017 y sobre todo de proyectar, todo lo que se quedó por cumplir, todo lo que se quedó por hacer, todo lo que quedó por decir, besar... e incluso acariciar.

 

Tantos propósitos que se quedaron flotando en este 2017 etéreo, sin peso, porque ¿qué es si no el tiempo, que una forma racional para poder medir lo inmedible?.

 

Esa forma de mirar, esa forma de saborear, esa forma de vibrar, no sería "almacenable" en tus estanterías de consciencia si no las adherieras o anexaras a un preciso instante, un día, un mes, una estación..., de un maldito año...

 

Esos años que se  nos escapan, como arena fina entre los dedos, esos que se escurren y se deslizan por tu espalda casi sin darte cuenta, como una de esas plumas que caen con timidez desde el cielo, al echar a volar un ave.

 

Ahora nos toca despegar a nosotros, sin mochila, sin pesos, sin dolores, sin tristezas.

 

El paso de los años se inventa para no sufrir, para tapar esos instantes en la memoria, que tanto miedo y dolor nos evocan.

 

Cumplimos y cambiamos el calendario de la pared y de la cartera, para no sufrir, para sentir que hoy ya no es 2017, que hoy ya no es el ayer, y lo cierto, es que siempre lo seguirá siendo, a no ser que elijas abrir los ojos de tu consciencia, escoger la píldora roja, la de la realidad, la que te empuja a dejar de ser un borrego (y, no te voy a mentir, es la que más duele, pero es la que más se saborea y disfruta).

 

Estás en una Matrix en el que te hacen desear que pase el tiempo, que consumas, cada Navidad, cada día de San Valentín, cada día que vas a al cine, cada vez que sales a cenar y consumas y consumas artículos inertes, que lo único que traerán a tu vida es anestesia y narcóticos para que sigas almacenado tus sensaciones en estantes y que sigas deseando que pase el tiempo sin ser tú, sin asumir tu esencia, y lo más importante, tu responsabilidad.

 

¿A qué tenemos miedo?. Quizá a aceptar que nuestra vida es caduca, que tenemos "fecha" y esto nos lleva a su vez a consumir como si no hubiese un mañana en cada año, en cada fecha cíclica que se repite.

 

Hoy te invito a que te cuestiones si merece la pena celebrar cada cambio de año el 31 de Diciembre; si es necesario montar estos rituales para festejar un cambio de año... cuando, realmente, lo que debemos hacer es cambiar nuestro punto de mira, de paradigma y de vida... sea el día que sea, sea el momento que sea, mirando hacia atrás sólo y exclusivamente para coger impulso...y carrerilla.

 

¿Te atreves? Tú eliges. ¿Píldora roja o azul?

 

 

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