· 

6. Soltar lastre

 

Si verdaderamente deseas realizar un cambio en tu vida, necesitas vaciarte de lo Viejo y llenarte de lo nuevo.

 

El primer paso para el cambio es deshacerte de las antiguas creencias, comportamientos, condicionamientos, miedos, personas, ataduras, asuntos, que no te dejan avanzar en la vida.

 

La tarea no es fácil, pero todo llevado con un orden, organización y fuerza de voluntad se termina consiguiendo.

 

Por ello hay que coger una vez más lápiz y papel y escribir todo aquello que produce malestar en tu vida para ver qué debemos cambiar y transformar después.

 

Por ejemplo:

 

Creencias: todos desde pequeñitos nos vamos formando una serie de creencias que se nos traspasan desde nuestros padres, familia, entorno, etc. Debes pensar que las creencias son solo eso, creencias. NO SON REALES. Es un cuento que te creíste de pequeño y que has ido defendiendo ante los demás el resto de tu vida. Como un guión de cine. Te lo aprendiste y de forma diaria lo terminas interpretando como Julia Roberts.

Independientemente que tus valores comulguen o no con ellas, la buena noticia es que se pueden modificar. Una buena manera de ponerse manos a la obra es escribir esas afirmaciones que has adoptado como propias todos estos años, pero que en el fondo de ti te hacen daño. Sabes que no encajan con tu forma de sentir porque te están removiendo la conciencia.

Al lado de cada una de ellas debes reconvertir la creencia y crear a partir de ella una nueva creencia más acorde con lo que quieres obtener en la fantástica vida que tienes por delante. Un ejemplo sería: siempre he creído que tenía que velar sí o sí por mi familia haciendo que no les faltara la mesa puesta, la cama hecha, la ropa limpia, etc, pero a partir de hoy considero que todo esto no es estrictamente mi labor; puedo de aquí en adelante pedir colaboración, expresar de forma asertiva que me siento cansada en esta época de mi vida y que necesito que me ayuden, por lo que voy a tomarme las cosas con más calma y nadie se va a morir si un día les toca a los demás hacer la cama.

 

Otro ejemplo: siempre he pensado que para ser atractivo/a para los demás, debo ir al gimnasio sí o sí, porque si no tengo un cuerpazo la gente no va a querer estar conmigo; pero hoy por el contrario, me he dado cuenta que estoy bien como estoy, me vuelvo más flexible conmigo mismo y me doy cuenta que cualquier actividad que realice en el tiempo que dedicaría en ir al gimnasio (excepto comer como un buey y realizar cosas que perjudiquen a mi cuerpo) , pueden servirme para tener buena presencia frente a los demás, para mantener buenos temas de conversación, ampliar mis conocimientos y nutrirme como persona.

 

 

¿Ves? En este tipo de afirmaciones nos estamos dando cuenta que las cosas en la vida no son blancas o negras.

 

 

Debemos dejar de fustigarnos a nosotros mismos cargando con creencias pesadas que nos remueven la conciencia y nos crean malas sensaciones en nuestro interior. 

 

 

 

Escribir comentario

Comentarios: 0