El caso es que todos se quejan, pero finalmente todos terminamos adaptándonos a este frío tecnomundo en el que se elige compañer@ de viajes, cama, sueños inspiradores, cañas y hasta de vida a través de una pantalla, aplicación o de citas fugaces…
No nos gustan el tipo de relaciones que formamos en esta época, las mujeres se preocupan porque ellos "son fríos", "van a su bola” y “no se comprometen”, ellos porque ellas son “unas lanzadas” y al final entre unos y otros terminamos perdiendo valores, que sí, que estaban obsoletos, pero entre eso y lo que vivimos hoy en día hay un mundo.
Nos acostamos con gente no conocemos bien (aunque nunca se termine de conocer del todo a una persona), metemos en casa a cualquiera, les abrimos nuestra puerta (eso en el mejor de los casos), nuestra privacidad, y desnudamos nuestra profesión, nuestra vida privada e intereses con tal de intimar en dos minutos.
Estamos en el mundo de lo inmediato, de lo rápido, hasta el programa de TV que se llama First Dates, trata de “ligar” o conocerse tomando un mojito, o cenando un menú preparado (que eso supone como una hora) y añadiendo las cámaras delante, en el que no puedes ser tú realmente…
Todo se basa en el speed dating y al final, pues metes en tu vida a alguien que no está dispuesto a compartir la suya…
Pero claro, hasta cumplir 60 años eso está muy bien, ¿pero después? ¿Te quedarás con el último speed dating que aparezca en tu vida? ¿Te lavará el cabello y te hará el avioncito con la cuchara para que comas la papilla a los 85?
Piénsalo profundamente, actúa según tus valores, también acorde a lo que busques realmente en tu vida y proyectándolo a lo largo, ya que en esta época en la que vivimos la esperanza de vida aumenta, pero la esperanza del amor real muere. ¿No crees?
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