He luchado más de 30 años de mi vida contra lo que era, contra quién era. Siempre disfruté emocionándome con melodías, paisajes, pajaritos en la acera, lunas gigantes y atardeceres violáceos. Me enamoraba sin ton ni son de las cualidades positivas de las personas; realmente las admiraba, aunque a su vez también terminaba omitiendo lo malo. Disfruté haciendo cosas por el resto; me hacía y hace feliz, muy feliz. Me frustré muchas otras veces al no ser correspondida en detalles, cuidado...