Los compromisos y las ataduras son todas las cargas que nos hemos creado para sufrir, para agobiarnos, para no parar y a veces para entretener la mente….Tanto, tanto, tanto que a veces nos saturamos de tanto estrés sólo de pensar lo que tenemos que hacer.
Pregúntate: ¿es realmente necesario hacer todo eso? ¿No puede esperar para mañana? ¿No te estarás exigiendo demasiado?
Tampoco se trata de posponer, sino de tomarse las cosas importantes con importancia, pero no de tratar de hacer mil cosas pensando que todas son importantes. El concepto de la priorización es básico para poder abarcar lo realmente necesario.
De ahí volvemos al punto de simplificar. Tenemos que aprender a hacerlo sí o sí. Descartar todo aquello que no sea crítico o urgente; quitarnos tantos compromisos autoimpuestos.
Nos volvemos super exigentes con nosotros mismos pensando que va a caer una maldición sobre nosotros si no somos capaces de abarcar todas a estas tareas y al final nos agotamos tan sólo de pensarlo.
Así que ve pasito a pasito. Organízate. Haz lo urgente y de máxima prioridad; ni más ni menos.
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