¿No avanzas? Es normal.
A veces intentamos tirar y tirar y seguir caminando. Damos pasos en firme, meditados, hasta seguros y con una alta posibilidad de triunfo y éxito, pero, ¿por qué no evolucionamos?
Sencillamente, porque por mucha potencia que tenemos, fuerza, empuje y hasta, combinándolos con una gran idea, siempre hay algo que nos tira para atrás y no nos deja caminar.
¿Qué es esto? Pues todo ese lastre de educación, condicionamientos, creencias limitantes, tristeza, inseguridad, etc, que hemos decidido cobijar en nuestro interior a través del paso de los años. No sólo les hemos dado cabida o les hemos "dejado entrar en casa", también les hemos llegado a "arropar por las noches y darles un besito"; es decir, les hemos hasta acomodado en nuestro ser y ahora parece no haber manera de echar al inquilino.
La buena noticia es que realmente sí se puede: podemos deshacernos de todo este peso siendo conscientes de varios puntos:
-Estás en este mundo para vivir y ser feliz. Vivir es un regalo y mereces disfrutar de esta oportunidad a tu manera siempre y cuando no dañes al resto. Caminando con la VERDAD por delante (ojo, debes ser muy sincero) no tendrías que tener miedo a expresar tu sentir; no debes sentirte mal por sentir como sientes o ver el mundo como lo ves, ya que has aprendido y actuado como mejor sabías en cada momento.
-No eres responsable de nadie. Si tus hijos son menores de edad sí, pero si no, cada ser o individuo tiene los mismos derechos, obligaciones que tú y debe aprender a sobrevivir de una forma autónoma.
Hay lastres con los que no te corresponde cargar, al igual que hay sentimientos que no debes portar en tu espalda. El sentimiento de cada uno es propio y libre.
-Las penas: ellas ya pasaron. Lo que perdiste en su momento, la gente que marchó de tu lado posiblemente no regrese, por lo que te aconsejo, que aguardes en tu mente la enseñanza y en el corazón lo bonito que te hicieron vivir.
Sana, perdona, suelta, desea la libertad y un buen camino para el otro dependiendo del papel que ésa persona interpretó en su momento y dentro de tu vida. Nada consigues si retornas o evocas de nuevo las sensaciones del ayer. Todo debe ser como el agua del río, que, tras su deshielo, fluye cauce abajo erosionando rocas, dándoles forma, pero continua su camino hacia su desembocadura donde la energía se transforma y donde todo se integra en el mar o en el océano.
Las personas somos como agua del rio haciendo mella en los demás, enseñando, pero trascendiendo y continuando nuestro tránsito hasta la transformación física, mental o espiritual al pasar a otro medio o plano.
-No te sientas mal por sentir, por haber montado un
espectáculo, por haber actuado en algún momento de una forma un tanto visceral. Pide perdón si dañaste, busca soluciones si esto lo efectúas de forma recurrente. Mira dentro de
tu interior, aunque sea doloroso. Averigua qué es lo que no consigues tragar, lo que no consigues trascender, aprende qué es lo que no te deja avanzar y diseña un
bonito plan para saltarlo como si de una vaya de atletismo se tratase.
-Sin tienes miedos, intenta ponerte incómodo mientras que los recuerdas, siéntelos y recíbelos en tu mente mil veces antes de que sucedan, pero únicamente no con la finalidad de quedarte ahí
mirándoles, sino con el objetivo de observar y averiguar cómo plantarles cara. Lo gracioso de todo esto, es que cuando llegue ese momento
verdadero, comprobarás que ese León que imaginabas se convirtió finalmente en un gatito cariñoso y adorable. La vida es así, nos hace observar a nuestros más grandes miedos con una lupa de
aumento.
-En definitiva, para quitarte cargas, suelta el pasado. Hoy es un gran día para comenzar de cero. Perdona, perdónate,
fluye, suelta irá, rencores, abre las manos y que todo salga como deba salir. Deja caer la fina arena de la playa entre tus dedos... Abre las ventanas de tu
casa, la puerta de la entrada y permite que la vida te sorprenda.
Sin esta mochila y con el empuje de esta energía que entra en forma de aire, no existirá excusa alguna ni forma de que nada ni nadie te paren.
Escribir comentario