Vivimos en la era de la tecnología. Nos encontramos a diario bombardeados por titulares, noticias, nuevas imágenes, vídeos en directo, retransmisión de “todo lo retransmisible”, empezando desde un partido que se puede visualizar en streaming desde cualquier parte del mundo, pasando por la procesión de la virgen del Rocío, o incluso lo que nos estamos probando en un ZARA para que alguien pueda aconsejarnos si comprarlo o no.
Vivimos inmersos dentro de un Gran Hermano en el que todo se ve, en el que no hay secretos y en el que los puntos de vista, la comunicación, el hablar o escribir y opinar es gratuito.
Somos libres para expresar nuestras opiniones sobre algo o alguien (siempre y cuando no emitamos injurias serias, calumnias, amenacemos o faltemos al respeto al otro).
Terminamos muchas veces escuchando comentarios super dañinos hacia los demás. Estos comentarios comienzan en el seno de la política, del fútbol, de los nacionalismos, del racismo, de la discriminación, etc… Y ante ello, ¿qué hacemos?. Pues muchas veces entramos al trapo, sentimos que nos comienza a hervir la sangre, a subir la adrenalina, etc, , y como “opinar es gratis” nos metemos en el ajo, intentando defender a veces lo indefendible con tal de disponer de la misma libertad que el otro ha tenido a la hora de mostrar su punto de vista.
Me cuestiono si realmente hablamos desde ese EGO que nos quiere hacer sentir importantes y fuertes en la sociedad, y por y para los nuestros o los que nos rodean.
Me paro a pensar que deberíamos cuestionarnos varias veces si nos merece la pena involucrarnos en estas absurdas guerras de EGO, y si no hay una forma más real o directa para conseguir lo que opinamos que es mejor para nosotros y para todos.
Quizá menos hablar, menos opinar y más actuar con cabeza, desde el respeto a nuestro interior y a la integridad de los otros, sin tanta violencia física o verbal, con más meditación y tras haber cogido una gran bocanada de aire sería mejor para todos.
Nuestro organismo, corazón y arterias al no tener que bombear como locos, y también al conseguir no entrar al trapo en peleas, insultos, se ahorran mucho dolor, tiempo, angustia vital y en definitiva, sufrimiento.
¿Por qué no desenvolverse por la vida con la cabeza fría?. Expresándonos en todo caso con asertividad, raciocinio, calma y dese el SER, no desde un EGO desmedido que intenta pasar por encima al resto de los seres humanos.
Concluyo que, para caminar a través de esta sociedad, creo que debemos hacerlo CON LA MENTE BIEN BIEN FRÍA, pero con el CORAZÓN CALIENTE ;). ¿No crees?.
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