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Envidia - No es lo que Tengo, es lo que Soy

Interactuamos con mil personas a lo largo del día tanto de forma personal o analógica (de tú a tú) o de forma digital a través del móvil, redes sociales, etc.

A unos los consideras tus compañeros, mientras a los otros los encasillas como “amigos”, y al resto como conocidos o familiares.

 

Igualmente, todos nos contamos historias, observamos en silencio viendo fotos que cuelgan los demás, o escuchando información que nos regalan; mientras, tú piensas en tus adentros… “ me importa una mierda”.

 

A día de hoy estamos sobreinformados, quizá más de lo que deberíamos, por eso esa nueva nube u ola de niños hiperactivos…

 

"El hombre se adapta a la supervivencia"  como bien decía nuestro amigo Darwin, y si nos queremos meter miles de bytes de información de los demás en este órgano gelatinoso llamado cerebro, al final no nos queda espacio en el disco duro para nosotros.

 

Por otro lado, cuando tu mente capta imágenes, ilusiones, sonrisas de los otros (en esta generación en la que todo el mundo parece ser feliz de cara a la galería) se te queda todo grabado a fuego, mientras te proporciona una sensación de envidia, nada, nada sana y un vacío en el interior que a veces, te producen esas ganas incipientes de poder fagocitarte (si yo fuese célula, a veces lo intentaría).

 

Hasta la persona más fuerte emocionalmente, más independiente, con la personalidad más marcada a veces, ha sentido, y siente envidia. Te lo aseguro.

 

Puedes ser un crack, un hombre envidiable en las redes sociales, que marca un estilo propio y que termina creando tendencia; incluso puedes ser una Instagramer anoréxica con tetas operadas a las que siguen miles de followers ya la que detractan otros millones de haters o chicas ENVIDIOSAS.

 

Deja de perder el tiempo.

 

Sé único, en tus decisiones, en tu forma de sentir. Deja de envidiar o lucirte por lo material, por los coches, viajes o sneakers que vistes. Todo eso se compra con dinero y eso, personalmente no eres tú.

 

Tú no eres lo que compras, ni las piscinas infinitas, ni las palmeras ni la arena blanca que acarician tu piel en las fotos; ni las ensaladas de frutas minúsculas que te sirven en un plato tres o cuatro veces más grande que ella en la Costa Amalfitana; tú no eres ni tu nuevo Jaguar F-TYPE  de 3´7 segundos, ni tu reloj Ulysse Nardin Grand Deck Marine Tourbillon; tampoco debes hacerte valer por tu novia la rubiaza que apenas gesticula, pero que camina orgullosa de tu brazo; tampoco eres tu aroma a Dolce Gabanna, ¿acaso todo tu cuerpo siempre huele a ello?.

 

Tampoco puedes identificarte con tu bolso Birkin de Hermès (seguramente de copia),… o tus nuevas Sneakers Nike Air Mag  o Hyperadapt 1.0…

Tú no eres eso….

Tú eres un ser vivo, quizá una buena, quizá bella (si has digievolucionado) persona.

 

Debes hacerte valer por ti, por lo que desprendes, por lo que aprendiste, y más importante, por todo aquello que superaste.

Por todo lo que has CONSEGUIDO SER tras este tiempo de palos, aprendizajes y lecciones. Por la humildad que desprendes, por ese “vive y deja vivir que promulgas y con el cual predicas”.

 

Parece mentira que hasta que no nos toca una “mala lotería” no aprendemos a sobrevivir y a vivir desde la humildad, y es precisamente desde este punto, en el cual sacamos lo mejor de nosotros, puesto que nos COMPROMETEMOS (no nos queda otra…) a buscar en lo más profundo de nosotros nuestra fortaleza, energía y valores.

 

Eres grande por quién y cómo eres, no por lo que atesoras. Recuerda, como dijo Mario Conde, “no puedes dejar que te asocien a nada ni nadie que no seas tú, ya que si lo pierdes en Vida, estás perdido”.

 

Lo único que no puedes perder en la vida es a TI MISMO, por ello, DEJA DE TENER, y sobre todo de INTENTAR PROVOCAR ENVIDIAS…. Camina con la vida con un “ligero camisón”, no muestres todo lo que posees, no te chulees…

 

Mañana puedes estar tú en el otro lado…. MUERTO DE ENVIDIA.

 

 

¿No crees?

 

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