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El “Vicio” de Gustar

Estamos en una época en la que el gustar se nos presenta como una droga.

 

Nos encontramos enganchados a redes sociales, a las publicaciones de Facebook, Instagram, etc. También a aplicaciones de Speed Dating como puedan ser Tinder, Pof, y es que ¿a quién no le gusta gustar?.

 

Algunas personas intentan evadir estas app, o redes, pero luego siguen intentando encontrar reconocimiento de otros lugares… en el trabajo, la calle, en el gimnasio, etc.

 

Gustar es un vicio. Nos encontramos pendientes de si nos miran, si nos hablan, si nos mandan mensajes a través de Whatsapp, Facebook, etc. ¿A quién amarga un dulce?

 

Si en algún momento nos encontramos “faltos de reconocimiento” tiramos de guía telefónica y de contactos antiguos…Indagamos a ver a quién dejamos “aparcados en el camino” y lo mismo volvemos a escribirles un “Hola, ¿qué tal estás?”, con la finalidad de “volver a sentir” que tenemos gente pendiente de nuestros movimientos.

 

Nos encontramos en una situación ”enfermiza” propiciada por la tecnología, que nos ha hecho proyectarnos y manifestarnos en la vida real como “poseídos por el EGO”, y nos hemos olvidado de quienes somos en nuestro interior. Terminamos desconectándonos de nuestro ser.

 

Sólo nos alimenta el sentir que hay “oteadores” que pulsan sobre nuestro botón de perfil, o sobre nuestros likes. Esto se convierte en una droga que cada vez se vuelve más adictiva y de la cual, cada vez cuesta más desengancharse.

 

Piensa… ¿A que estás pendiente de los likes que te dan? ¿A que cuántos más likes recibes, más tranquila se queda tu cabeza?.

 

Es como que ganamos satisfacción a través de un botón, de una pulsación, de un mensaje contestado.

¿Y qué pasa en la vida real? Pues seguimos trabajando, despertando en nuestra cama, tanto solos, como acompañados, pero igualmente vacíos…

Vacíos de EGO, espíritu, ganas, motivación…vacíos de nosotros… que hemos quedado relegados a un segundo plano… cediendo nuestro poder, nuestra fuera, confianza y potencia a bits de información virtuales.

 

Porque, al final… ¿Cuántas veces quedas con esa persona?;  ¿cuántas veces terminas escuchando de su boca el que te admira?, ¿cuántas veces te dice que le gusta tu trabajo? ¿tu sonrisa? ¿tu mirada? ¿tus canciones?. Ninguna ¿no?.

¿Cuántos likes de gente que no conocemos recibimos?, pero ¿cuántas palmadas en la espalda, besos o invitaciones a compartir tiempo de forma personal nos regalan a diario?. Cero.

 

Siempre pienso que el tiempo es el mejor regalo que se puede hacer a una persona, y ¿cuánto tiempo te dedican en la red? Una milésima de segundo pulsando un botón.

 

Empieza a pensar la persona que eres, lo que haces. Piensa en el valor de tus palabras, tus acciones, tu fuerza de voluntad, tu energía, tu saber hacer, tu arte, tus sonrisas. Evalúa tus puntos fuertes, eso que tienes que no tiene nadie, aprécialo, súbelo a un pedestal, y siéntete orgulloso de ello.

Cuando seas capaz de entregarte todo el reconocimiento que mereces, es cuando conseguirás trascender esas voces de EGO que te piden colgar cada día en las redes las cosas que haces, qué visitas, qué escuchas, qué comes, cómo te mueves, etc,  más ganas te entrarán de compartir estos momentos con gente mágica que te aporta y a su vez estando alejado de una cámara.

 

Yo tengo mucho que aprender todavía en este aspecto; aún sigo picando e intentando dominar a este EGO rebelde que me produce hambre de reconocimiento. La verdad es que me da pena no conseguir aún trascender este aspecto en mí.

Lo bueno es que mañana vuelve a salir el Sol y puedo cambiar el rumbo de mi vida, el foco de mi mirada y la vibración de mi Corazón.

 

¿Te atreves a intentar hacer este cambio conmigo?

 

 

 

 

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